Por Natalia Morales y Joaquín Ramírez
“Los integrantes de la comunidad kolla El Arazay sufrimos
atropellos y amenazas. La única manera de poder parar esto fue a través de la
organización y de salir a la ruta”. Eloy, trabajador golondrina y referente de
su comunidad, relata el enfrentamiento de los integrantes de pueblos
originarios en el norte de Salta con la empresa maderera Argencampo S.A que
busca apropiarse de sus territorios. “Empezamos a advertirles que ya no entren
a nuestras tierras, que no saqueen nuestros recursos. Somos aborígenes y esta
gente nos discriminaba”. Esta es la situación conflictiva de los territorios de
los que provienen muchos trabajadores golondrinas del norte argentino.
La propiedad de la tierra es un problema histórico en la
región. Sus pobladores vieron perjudicados sus sistemas productivos agrícolas -
ganaderos y fueron obligados a abandonarlos a medida que se fue desarrollando
el capitalismo en todo el noroeste a través de los enclaves azucareros. A
comienzos del siglo XX estas tierras fueron arrendadas por Robustiano Patrón
Costas, emblema de la oligarquía, que exigía a los pobladores el pago del
alquiler de las tierras que habitaban y trabajaban. Así, el avance del
capitalismo sobre estos campos significó una mayor proletarización de la
población rural campesina. “Se van todos los jóvenes”, nos dice Maru, un joven
que participó de los piquetes contra la empresa Argencampo. Los integrantes de
los pueblos originarios son hoy obreros y obreras y han ido poblando, en los
últimos años, las obras de construcción, los empleos domésticos, y el trabajo
agrario en todo el país. Son sus hermanos de sangre, de etnia y de clase,
quienes se ponen al frente de la resistencia al indiscriminado avance de la
frontera agrícola - minera.
El kirchnerismo de represión, bala y topadora
El gobernador kirchnerista Urtubey, es responsable de que
Salta sea una de las provincias con mayores hectáreas desmontadas en estos
últimos 5 años, destinadas principalmente al monocultivo de la soja y a la
extracción feroz del monte. Aquí también
reina el doble discurso K: la limitada Ley de Bosques Nativos no sólo no frenó
los desmontes, sino que se convirtió en una fuente de corrupción y negociados
entre las grandes empresas y sus socios políticos locales. Los títulos
comunitarios no son entregados a los pueblos originarios más allá de la
propaganda por cadena nacional. “El intendente de Los Toldos actuó en contra de
nosotros, es familiar de Ramírez, un terrateniente local que se decía
administrador de Argencampo. Le ponía dinero para que pueda sacar toda la
madera. La policía actuaba a favor de la empresa. Son 20 los hermanos
imputados”. El kirchnerismo lleva en sus listas a oligarcas como la diputada
provincial Milagros Patrón Costas, presidenta de la Sociedad Rural
salteña y bisnieta del mencionado Robustiano.
Una alianza a la altura del enemigo
La bronca se multiplica ante la persecución, represión y
asesinatos de los Qom en la
Formosa K , a los campesinos en Santiago del Estero y a los
asambleistas contra la minería a cielo abierto. Los planes de extensión de las
fronteras agrarias y el saqueo minero por parte del gobierno nacional y de los
socios provinciales es un denominador común en el norte argentino. Para frenar
este avance capitalista es fundamental responder con una alianza que esté a la
altura. Es necesario avanzar en la lucha en común contra el poder político y
las grandes empresas y esto no puede quedar en manos tan solo de las
comunidades. Es necesario que pueblos originarios y campesinos se desprendan de
sus dirigencias burocráticas y se planteen la independencia política del Estado
y los partidos patronales, para empezar a soldar la unidad estratégica con la
clase trabajadora de las ciudades y el campo en un pliego de reivindicaciones
comunes que les permita vencer. Un partido de trabajadores que luche por la
independencia de clase debe tomar esta lucha en sus manos y unirse a sus
hermanos de clase que resisten en el norte y sufren la superexplotación en todo
el país.
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