por Natalia Morales
"El trabajo del
campo es muy duro. Al trabajo de recolección de basura lo asimilo al trabajo de
campo porque entras a las 5 de la mañana con lluvia, calor, caigan truenos,
piedras o lo que fuere. Lo mismo hay que salir afuera. No tenes feriados, ni
domingos que valgan". Así nos contaba Mario en un pequeño cuarto de la delegación municipal de Alto Comedero,
al cumplirse el tercer día de paro que vienen realizando los recolectores de basura.
Los obreros me dicen que esa es su oficina. Precaria, de bloque, oscura, como
todo lo que el municipio destina a los obreros que mantienen los servicios públicos
que debe garantizar el ejido.
Mario, de 38 años,
cuenta que a los 15 años ya trabajaba en el campo. Fue un obrero golondrina
como tantos miles de jujeños cuya infancia y juventud está marcado por el
calendario de cosechas. Tabaco, caña de azúcar, ajo. Figurita que se repite al
hablar del pasado obrero de los más precarizados del campo y la ciudad. Ahora,
casado y con dos hijos en la secundaria, Mario y su familia vive en el populoso
barrio Alto Comedero. Barrio conformando al calor del neoliberalismo que, sin
permiso, expulsó a familias enteras de distintos puntos de la provincia, de las
minas, de los ingenios. Así el Alto alberga a mas de 100000 personas en casas de cartón de planes de viviendas, asentamientos,
loteos y cooperativas que se levantan sobre
suelos arcillosos no aptos para tal tarea. Calles de tierra,
alumbrado público escaso, cordones cunetas escuetos, salud y educación
insuficientes y trabajadores precarios y en negro, como los
obreros municipales, muestran la falta de una
planificación urbanística y los bajos presupuestos destinados al pueblo trabajador en la ciudad capital de Jujuy.
El paro nos sorprende con mañanas otoñales
frías que se ven contrarrestadas por el calor de las gomas que se queman detrás
del portón de entrada. Portón que hoy está cerrado. Atravesado por una bandera
que dice "recolección en lucha". Mientras los obreros charlan entre
ellos en pequeñas rondas, Mario me comenta lo difícil que es trabajar con máquinas
inadecuadas. Me muestra los camiones viejos que se usan para la recolección y
que esta vez están estacionados, a modo de protesta por vejez. "Acá no
tenemos camiones donde vos pones la bolsa en la caja y hay un dispositivo que
comprime la basura. Tenes que tirar hacia arriba las bolsas y se tiene que
subir una persona a romperlas porque si no el camión en dos cuadras se llena.
Eso es lo feo. Te subis arriba a romper bolsas y encontras perros muertos,
pañales...encontras de todo. Hay muchachos que salen vomitando..."
Los accidentes son reiterados, continúa, "Hay personas que se han
caído del camión, han quedado inválidos. Como las calles no están asfaltadas
pasa el camión y te saltan las piedras. Hay bolsas a las que le ponen lavandina
para que no se acerquen los animales y uno cuando levanta la bolsa te salta la
misma. Muchos compañeros se han quemado los ojos así. Llegas a tu casa y te
duele todo el cuerpo. Tenes que ir a la salita colocarte vacuna porque no sabés
lo que te va a pasar". En medio del playon son varios los obreros que se
acercan solo para mostrarme los cortes en sus manos, en sus piernas, muestran
las zapatillas entregadas por el municipio que no amortiguan para nada las
corridas tras el camión. Me cuentan de atropellos con vehiculos, de cortes con
vidrios, de dolores de espalda, de mordidas de perros. Desgarros. Caídas del
camión. Cansancio. La lista es larga. Las respuestas del municipio ante la
situación limitada.
Mario cuenta que escribieron
un comunicado y fueron a las radios y televisión para explicar la situación a
los vecinos. En el mismo se reafirma "la medida no es contra los vecinos, el
intendente es el responsable de la situación que atraviesan los trabajadores".
Dante, otro obrero de recolección afirma: "mis vecinos conocen de mi
trabajo, yo recolecto la basura de mi cuadra, saben y comprenden la situación
en la que nos encontramos, la mayoría de los que hacemos paro vivimos aquí”.
Una posibilidad concreta de fortalecer la solidaridad entre vecinos y
trabajadores.
La situación de los
obreros de recolección es el nítido reflejo de miles de trabajadores que en Jujuy
mantienen las escuelas, los hospitales, los municipios por menos de 1000 pesos.
Sin ellos no funcionaría ningún servicio público en la provincia. Son
indispensables. Pero a la misma vez son los más vapuleados por el estado, que
siendo municipal, provincial o nacional, mantiene a más del 50 % de
trabajadores en negro.
Los obreros
municipales de recolección a través de su lucha demuestran que con organización
democrática y confiando en la propia fuerza de los trabajadores puede ponerse
en cuestionamiento la condiciones salariales y laborales de los lugares de
trabajo. Justamente hace un par de semana en las elecciones sindicales del
municipio Mario, salió elegido delegado del sector junto a Alejandro.
En el marco de la
negociación pero con la medida firme a pesar de los rompe huelgas, los obreros arrancaron la propuesta concreta de
reconocimiento del municipio como trabajadores del estado, la duplicación de
sus salarios, un aumento del incentivo por insalubridad. El conflicto no
terminó todavía. Continúa un largo camino por recorrer donde también están
invitados los demás trabajadores estatales a ser parte.
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