por Natalia Morales
Dos obreros mineros mueren en Mina El Aguilar.
La empresa lamenta el “accidente”.
Lamenta que una roca se haya desprendido,
en el nivel 15 del piso 6 del interior de la mina,
mientras Walter y Samuel realizaban
el sostenimiento de una galería.
Lamenta que los haya aplastado.
Lamenta que los familiares y el pueblo aguilareño
estén consternados con el hecho “irremediable”.
Lamenta que el sistema de emergencia no haya evitado
la fatalidad.
Lamenta que no hubo que lamentar otro tipo
de incidentes.
Lamenta.
A los lamentados dueños de la empresa
les comunicamos:
Que no queremos lamentar a nuestros muertos.
Los lamentos no remedian lo perdido.
Los lamentos no evitan ni salvan nuestras vidas.
De lamentos no se construye infraestructura necesaria
para evitar algún tipo de accidente,
y con lamentos no vamos a recuperar
a tantos obreros que dejaron las vidas en los lugares
de trabajo, mientras que ustedes,
no con lamentos,
sino con la usurpación de nuestro trabajo,
y del saqueo de los recursos naturales,
no lamentan,
la enorme riqueza que se llevan al extranjero.
Muy buen texto, amiga y compañera. Comparto las palabras y me las apropio.
ResponderEliminarmuy bueno, amigaza!
ResponderEliminarexcelente! me encanta lo que escribis :)
ResponderEliminarBien, Nat!
ResponderEliminarsaludos!
DP