martes, 14 de mayo de 2013

Cuando los obreros se plantan ante el municipio

por Natalia Morales
 
 
"El trabajo del campo es muy duro. Al trabajo de recolección de basura lo asimilo al trabajo de campo porque entras a las 5 de la mañana con lluvia, calor, caigan truenos, piedras o lo que fuere. Lo mismo hay que salir afuera. No tenes feriados, ni domingos que valgan". Así nos contaba Mario en un pequeño cuarto de la delegación municipal de Alto Comedero, al cumplirse el tercer día de paro que vienen realizando los recolectores de basura. Los obreros me dicen que esa es su oficina. Precaria, de bloque, oscura, como todo lo que el municipio destina a los obreros que mantienen los servicios públicos que debe garantizar el ejido.

Mario, de 38 años, cuenta que a los 15 años ya trabajaba en el campo. Fue un obrero golondrina como tantos miles de jujeños cuya infancia y juventud está marcado por el calendario de cosechas. Tabaco, caña de azúcar, ajo. Figurita que se repite al hablar del pasado obrero de los más precarizados del campo y la ciudad. Ahora, casado y con dos hijos en la secundaria, Mario y su familia vive en el populoso barrio Alto Comedero. Barrio conformando al calor del neoliberalismo que, sin permiso, expulsó a familias enteras de distintos puntos de la provincia, de las minas, de los ingenios. Así el Alto alberga a mas de 100000 personas en casas de cartón de planes de viviendas, asentamientos, loteos y cooperativas que se levantan sobre suelos arcillosos no aptos para tal tarea. Calles de tierra, alumbrado público escaso, cordones cunetas escuetos, salud y educación insuficientes y trabajadores precarios y en negro, como los obreros municipales, muestran la falta de una planificación urbanística y los bajos presupuestos destinados al pueblo trabajador en la ciudad capital de Jujuy.

El paro nos sorprende con mañanas otoñales frías que se ven contrarrestadas por el calor de las gomas que se queman detrás del portón de entrada. Portón que hoy está cerrado. Atravesado por una bandera que dice "recolección en lucha". Mientras los obreros charlan entre ellos en pequeñas rondas, Mario me comenta lo difícil que es trabajar con máquinas inadecuadas. Me muestra los camiones viejos que se usan para la recolección y que esta vez están estacionados, a modo de protesta por vejez. "Acá no tenemos camiones donde vos pones la bolsa en la caja y hay un dispositivo que comprime la basura. Tenes que tirar hacia arriba las bolsas y se tiene que subir una persona a romperlas porque si no el camión en dos cuadras se llena. Eso es lo feo. Te subis arriba a romper bolsas y encontras perros muertos, pañales...encontras de todo. Hay muchachos que salen vomitando..."

Los accidentes son reiterados, continúa, "Hay personas que se han caído del camión, han quedado inválidos. Como las calles no están asfaltadas pasa el camión y te saltan las piedras. Hay bolsas a las que le ponen lavandina para que no se acerquen los animales y uno cuando levanta la bolsa te salta la misma. Muchos compañeros se han quemado los ojos así. Llegas a tu casa y te duele todo el cuerpo. Tenes que ir a la salita colocarte vacuna porque no sabés lo que te va a pasar". En medio del playon son varios los obreros que se acercan solo para mostrarme los cortes en sus manos, en sus piernas, muestran las zapatillas entregadas por el municipio que no amortiguan para nada las corridas tras el camión. Me cuentan de atropellos con vehiculos, de cortes con vidrios, de dolores de espalda, de mordidas de perros. Desgarros. Caídas del camión. Cansancio. La lista es larga. Las respuestas del municipio ante la situación limitada.

Mario cuenta que escribieron un comunicado y fueron a las radios y televisión para explicar la situación a los vecinos. En el mismo se reafirma "la medida no es contra los vecinos, el intendente es el responsable de la situación que atraviesan los trabajadores". Dante, otro obrero de recolección afirma: "mis vecinos conocen de mi trabajo, yo recolecto la basura de mi cuadra, saben y comprenden la situación en la que nos encontramos, la mayoría de los que hacemos paro vivimos aquí”. Una posibilidad concreta de fortalecer la solidaridad entre vecinos y trabajadores.

La situación de los obreros de recolección es el nítido reflejo de miles de trabajadores que en Jujuy mantienen las escuelas, los hospitales, los municipios por menos de 1000 pesos. Sin ellos no funcionaría ningún servicio público en la provincia. Son indispensables. Pero a la misma vez son los más vapuleados por el estado, que siendo municipal, provincial o nacional, mantiene a más del 50 % de trabajadores en negro.

Los obreros municipales de recolección a través de su lucha demuestran que con organización democrática y confiando en la propia fuerza de los trabajadores puede ponerse en cuestionamiento la condiciones salariales y laborales de los lugares de trabajo. Justamente hace un par de semana en las elecciones sindicales del municipio Mario, salió elegido delegado del sector junto a Alejandro.
En el marco de la negociación pero con la medida firme a pesar de los rompe huelgas, los obreros  arrancaron la propuesta concreta de reconocimiento del municipio como trabajadores del estado, la duplicación de sus salarios, un aumento del incentivo por insalubridad. El conflicto no terminó todavía. Continúa un largo camino por recorrer donde también están invitados los demás trabajadores estatales a ser parte.

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